Fotografía "Derivas". Cortesía de Manuel B. Ganya (UCLM, 2014) |
Si te sientes
dispuesto a abandonar padre y madre, hermano y hermana, esposa, hijo y amigos, y
a no volver a verlos nunca; si has pagado tus deudas, hecho testamento, puesto
en orden todos tus asuntos y eres un hombre libre; si es así, estás listo para
una caminata.
THOREAU
I
EL HORIZONTE es amplio, somos dos a la par. Hay puertas que se abren y se cierran. Otros cuerpos arrojados en el adentro de un edificio repleto de posibilidades. Nuestro silencio va sostenido por una vagancia errática. Encontramos a semejantes que también persiguen sus propias sombras.
II
EL AULA de pintura. Yo – nosotros estamos adentro. Olores permeables al color. Las cristaleras expanden su ocaso matinal. Nos detenemos frente a un cuadro. Queremos mirar juntos. Es nuestro consentimiento temporal. Un abrigo para la vista, este hábitat nuestro y ahora.
III
UN CALLEJÓN sin salida. Surge la risa. Una expresión liberadora. Vamos casi al unísono, con ritmo pausado y contemplativo. Aparecen lejos las banderas institucionales, en su panorámica frontal. Media vuelta. Reconocemos el amplio arco de posibilidades. Caras reconocibles en el tránsito: los profesores, las chicas deseadas, los cartelones hiperrepetidos del acontecer de cada dia.
IV
LA INERCIA pactada. Proseguimos al encuentro de una resolución clarividente. Otros cuerpos corrigen su estar en el mundo, como el menudeo teatral básico de toda supervivencia constante. Las paredes a este nivel parecen un decorado del arrepentimiento, una reproducción exquisita de lo que fue. Las obras de arte inconclusas parecen dar paz a nuestra compañía, suavizan lo hermético agonizante. Cruzamos más puertas, sobrevienen preguntas interrumpidas, como el azul del cielo guillotinado por una persiana árbitra inclemente.
V
UN ASCENSOR. La soledad compartida, su mecánica presupone una utilidad, un desenlace protagónico, un entronque vivencial que habilita proporciones inexactas de lo por venir. Llegada a la planta baja, Xavier Monsalvatje en peligro permanente, el elemento industrial como influencia en el proceso artístico, english Cambridge courses.
VI
LA CAFETERÍA, el avituallamiento real pragmático, los sonidos envolventes de lo antropológico teatral. Cafés en el bar, comidillas en la mesa del final, orange juices recién hechos para la aclimatación saludable. Las poses, los recodos, las miradas de un acuario terrestre consuetudinario. Nuestros estómagos sintientes, sabedores de una próxima beatitud.
VII
ROJO. Luz sobre lo rojo, los ladrillos delimitadores, nosotros en medio de todo. Mirar arriba, la representación simbólica como expectativa, jugar con los cuadrados de luz requiere un aprendizaje.Hay pasarelas que conforman el estatus quo, abajo se produce la concatenación de pasadizos, el deambuleo proceloso, los menesteres del conserje envuelto por vorágines de tramitación intempestiva. Ahora la felicidad es saberse al margen, convenir unas sombras que no delimiten una funcionalidad. De repente un río inesperado de colegiales, que aparecen a través de nosotros, también transitan lo nuevo deseado, con una densidad fugitiva. Chillan, resuellan, contornean sus cuerpos uniformados, los movimientos faciales del adolescente parecen tanto más originales y únicos.
VIII
LAS PUERTAS atraen el frío del exterior, soportan los cónclaves del invierno, son el preámbulo necesario de lo institucional público ocupado. Hay un perro juguetón, mordisqueante, que sale a nuestro encuentro. La nubosidad es irascible, vegetaciones soporíferas acomodan el rellano de luz total. Llegamos a la carretera, el tránsito viario fantasmático: los cuerpos que vagan y no se ven.
IX
UN ANCIANO con gorra verde. Nos alejamos, un coche detenido, las alcantarillas parecen un reducto explorativo. Las hojas secas en arreboles sinuosos por cada extremo del paseo. Nos sonreímos, al paso frenético llegamos a un parking sin salida, recurrimos al instante, lo manipulamos, para alcanzar un horizonte productivo al mirar, al propio estarse viendo. Hacemos saltitos-piruetas-regocijos exportados de una infantilidad asumible. Una escena de película, singing bajo la lluvia, de fondo se oyen voces deportivas, tumultos invisibles, el parque del recreo que metaboliza infinitas biografías.
X
LLEGADA al otro edificio, a los otros similares universos cotidianos del universitario in situ. Las chicas fuman, cruzamos otra vez una puertas, nos observa el vigilante: no buscamos nada, no queremos nada, venimos de la nada secuenciada, provocativa y disidente. Bebemos agua -él bebe agua-, calculamos el horario para el retorno. La prohibición del habla como procedimiento y como herramienta, como sostén del viaje, no impide una absoluta comunicación interna, para quienes somos dos, al unísono, al través, en este periplo en yuxtaposición, en dúo y al tándem. Este alimón contemplativo.
DUSK-4735.
Toilettes.
Gavilla de fabulas sin amor.
Camilo José Cela in memoriam.
Samir Delgado
(Texto experimental, junto al artista Manuel Beltrán, Facultad de Bellas Artes, UCLM, 2014)
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