sábado, 25 de enero de 2014

Isla bumerán, 15 Poemas (Cuaderno de viaje a El Hierro)


Pierre Alechinsky, Litografía (1978)


el mirar me ilimita
vivo al borde de lo inconcebible”

Luis Feria

1.[ISLA BUMERAN]

EL aterrizaje de cada aeronave
hace diana sobre el millón de años

alrededor un aluvión de espirales
con arritmia gaseosa

para el retorno de los pasajeros
nada será igual

tras la inmersión psíquica
en el bucle del tiempo

solo permanece la isla bumerán



2.[ROQUES DE SALMOR]

LA instantánea escultórica
de los roques de salmor

su luz acuarela
la virginidad extrema



3. [PUERTO DE LA ESTACA]


LA imagen pasajera
de un banco de peces
como escolares imberbes
bajo el esplendor del mediodía

nada evidencia la dura selección natural
que deberán afrontar en su corta edad

cada pez sigue de cerca al más cercano
con un mimetismo de supervivencia

es difícil que la mayoría
alcance las aguas del atlántico

aunque la vida
transita a todas luces
en el puerto de la estaca



4.[PARKING TIGADAY]


EL parking impoluto
de un supermercado en tigaday
vale como mirador paisajístico universal

cada ángulo es una invitación a la mística

a lo largo del armazón
sombreado del golfo
titilan farolillos de miel espesa

cada rincón abunda su original estado primario
la cercanía temporal a la eclosión del paisaje

como dijo shakespeare
la isla está llena de ruidos



5.[YIN-YANG]


UNA farola en el golfo
alumbra con chispeo juguetón
la nada más absoluta
de la nocturnidad

es la ambivalencia del yin-yang

un halo misterizante sombrea los cristales
y otro reluce de contabilidades lumínicas el vacío

solamente aquellos viajeros
que descubran su juego
sobreviven al oximoron del jardín



6.[TRIPTICO DEL HOTEL MAS PEQUEÑO DEL MUNDO]


I

LA estancia del hotel
columpia su curvatura fantasmal
sobre el extenso limbo marítimo

desde la lejanía
sus luces aclimatan el caos


II

EN el salón terraza
hay un buzo detenido
con su escafandra futurista

los visitantes respiran bajo la presión
de mil leguas de viaje submarino
como una novela de aventuras
soñada por julio verne en su diván de paris


III

SIEMPRE el pincel de hopper
sobre la silueta del huésped solitario

el ascetismo reina en cada lámpara de mesa



7.[CHARCO AZUL]


LOS visitantes
del charco azul
embeben la salitre

taciturnos ascienden
la altiplanicie solar

allí escancian el almíbar
de su letargo anfibio



8.[TUNEL DE LOS ROQUILLOS]


[oo:15 segundos]

SI nadie pisa jamás
con sus propias huellas
un paisaje volcánico real

difícilmente entenderá
la artificialidad del cemento
respecto a los lajiales


[00:32 segundos]

EL tránsito fugitivo
por la cavidad mastodóntica

deja a la vista
su completa inutilidad

[00:42 segundos]

NADIE permanece
adentro por naturaleza

los ventiladores travisten el aire
con euforia intergaláctica

[01:02 minutos]

LA función del no lugar
es la trashumancia bastarda

la invisibilidad total del ser in situ
espuria permanencia de lo vacuo


[01:15 minutos]

SALIDA

la isla aparece de nuevo
con la fuerza de un discóbolo griego



9.[JAZZ FESTIVAL]


EL jovencito suleiman
sacudía los platos de la batería
a contrarreloj del recreo matinal

como en las noches del desierto
su tiempo no entiende de medidas

son las estrellas
quienes marcan el compás


10.[HOYA DEL MORCILLO]


LOS almendros en flor
engalanan la memoria
del excursionista

por eso nunca es de noche
en la hoya del morcillo


11.[NISDAFE]


LA pradera insular
con su aureola telúrica
embulle de verdes     el nisdafe

la evocación estética
a través de unos prismáticos
rememora las siestas pastoriles
del romanticismo alemán

¿como llegaste isla
a ser materia del cuadro?



12.[PECES DEL TAMADUSTE]


LA inmersión en estas aguas
es un chapuzón bautismal
junto a los peces del tamaduste

el único salvoconducto órfico


13. [LA RESTINGA]


LAS barcas
de la restinga

desde el fondo
y al trasluz

son bucentauros
desposando el mar



14. [NUEVA ISLA]


LA nueva isla
es una desconocida

otro triángulo escaleno
de tierra incólume
y quintaesencial

un vergel de rumores sísmicos
bajo el hechizo de lo cósmico insular

sorprende a la vista su agigantada
mancha natal verde caribe

la sonora hinchazón ebria de mar

la nueva isla
es una desconocida

hasta el retorno de otro extranjero
con un libro de poesía bajo el brazo



15.[CIBERGLIFOS]



Volcan
vOlcan
voLcan
volCan
volcAn
+ volcaN

VOLCAN



isla
isla
isla
isla
isla
isla
+isla

ISLA



RAVFEUILLEE1724CU365TO65A
PQURTUSAUSTEGUI1779IP244
YTOLIVIASTONE1883HS1801G1
D531WCESARMANRIQUE19867B



Samir Delgado, Isla bumerán, Poemas (Cuaderno de viaje a El Hierro) 
(Inédito, 2012)


lunes, 20 de enero de 2014

Isla jazz travel (Ipalán, Cuaderno de viaje a La Gomera)

Guido Kolitscher, El pescante de Hermigua, Galería Luna.
IPALÁN
Cuaderno de viaje a La Gomera*

A Aitana Alberti

I

Una historia sobre el ocaso cotidiano del mundo no podría tener mejor comienzo que el propio atardecer contado por medio de una travesía atlántica. Así podríamos estar aún más cerca del mecánico desenlace solar visto a través de cristaleras empapadas por la salitre. A toda velocidad, Tenerife queda a la espalda en el mapa imaginario de las isobaras marítimas, el horizonte insular está más acá, ya casi al alcance de nuestra mano como el paseo diario en guagua junto a un matrimonio de alemanes pacientudos que esperan con sus bártulos a la espalda el arribo al puerto colombino. Aunque en verdad La Gomera tiene un aire de isla pretérita que recibe los dogmas del progreso casi a regañadientes. La imagen esencial nada más pisar la capital de Ipalán fue un bosque de mástiles en el muelle nocturno fijados entre el trasiego portuario con pasajeros a la prisa buscando un taxi que les saque de esa primeriza toma de contacto con tierra firme. Nadie tuvo ojos para auxiliar el silencio plomizo de la roca inmensa que había allí desde siempre como un anticipo de los acantilados insulares. Todo el mundo cruzó la avenida sin detenerse por un instante a contemplar los resquicios luminiscentes de un día cualquiera bajo el cielo que cobija la fortaleza de Argodey.

II

En la mirada de los perros que cruzan en solitario las calles empinadas de Ipalán hay algo especial, parecen venir de muy lejos, sin destino fijo, van correteando el vacío de todas las horas puestas juntas cuesta arriba en la intemperie insular. Los perros de aquí no saben de parques arbolados, están solos, muy solos. Nadie se detiene para acariciarlos jamás. Ahora tomando unas cervezas Pilsner Urquell en el bar Marejadas a escasos metros del edificio consistorial. Hay gente variopinta que demuestra una familiaridad extrema con las noches de Ipalán. El camarero nos sirve una bandeja de pan caliente con almogrote en dos gigantescas bolas de helado. Hacía mucho tiempo que la felicidad no venía servida para dos. Tras una cena opípara resulta verdaderamente imposible hacer una escalada nocturna hasta los barrios misteriosos que se yerguen adormilados al final de los callejones que nacen desde los aledaños del Ayuntamiento. Son un espejismo iluminado por los farolillos de luz acaramelada con guarapo, la figura taciturna de las casas que ocuparon el sitio de las cuevas de antaño por donde vagaba el adivino Aguamuje.

III

El trasiego matinal en la capital gomera se parece mucho a la atmósfera del sur tinerfeño pero sin el peso agobiante del turismo colonial. En las cafeterías de la Avenida Colón aparecen rostros familiares echándose los cafés cortados y los bocadillos de lomo con todo. Nada más ojear los menús dibujados con tiza sobre una pizarra con moscas ajuleadas saltan a la vista los quesos artesanales y los mojos tradicionales que invitan al paladar con su exquisitez patria. Y también resulta inevitable el ronroneo del tráfico junto a las colas de paseantes que entorpecen la entrada a los comercios de souvenirs en la Calle Real con artesanía típica hand made in La Gomera. Así ocurre que a escasos metros de la avenida marítima, coloreada por ramalazos tibios de sol y un césped grandilocuente bajo sus pies, aparece ante la vista la Torre del Conde, impetuosa y señorial, convertida en lugar de paso obligado para los transeúntes como una mercancía más de la publicidad turística. Allí pueden tener acceso los jubilados europeos a una galería permanente de portulanos medievales con grabados sobre la isla de donde partió Colón.

IV

Y no hubo manera de tomar rumbo con destino hacia el paisaje interior de la isla. El Garajonay estaba jugando al escondite. Pero en la Plaza de las Américas todo el mundo queda atrapado entre la sombra entristecida de las palmeras. Hay palomas errabundas que pasean a diario entre las mesitas con sombrillas del local cubano que colecciona con nostalgia pesos nacionales sobre la barra pegajosa del bar. Esta plaza capitalina tiene la virtud de no perder su quintaesencia histórica tricontinental gracias a la masiva concurrencia de trasatlánticos turísticos. Ella misma conserva entre sus brazos doloridos el paso funesto del tiempo con la estela imperial del almirante de la mar a lo lejos y las huellas cercanas con olor a dulce almendrado de los emigrantes isleños. Vale la pena detenerse por unos momentos en medio de todo a la espera de esa gomera profunda que aparecerá súbitamente entre el eco de los últimos silbidos.

V


Ya de regreso a Tenerife. Atravesando nuevamente la médula doliente del sur por la autopista insular a cien kilómetros por hora. Así el aeropuerto queda rebajado a su máximo nivel de gravedad insignificante bajo el peso inmemorial de los volcanes. El centro recupera por fin su propia inercia natural: los pueblitos de Arguayo y Tamaimo sugieren una continuación inédita de la odisea, los paisajes más recónditos y más antiguos de la isla atlántica proclaman con radical improvisación su completa novedad.   


EPÍLOGO
ISLA JAZZ TRAVEL



LAS OLAS COMO UN SOLO DE SAXO sobre una roca de capricho geológico ubicada en medio del país del agua que es el único lugar del planeta libre de fronteras. Nadie podrá jamás levantar murallas artificiales sobre el espacio fluyente del océano. Y por eso la isla no tiene final gracias al círculo permanente de barcas que vacilan adormiladas en alta mar. Ellas también improvisan el compás sinfónico de su tiempo de vida. Cada mañana los bañistas extranjeros que deshilachan sus calzados de cuero desconocen la historia de cada vereda que cruza hasta el desfiladero de la caleta.

ALLÍ SIEMPRE EL SOL cuaja una mejilla canela salpicada de pequeños callaos que sobreviven bajo el mismo silencio del millón de lagartijas escabullidas ante el roce mínimo de cada pisada. Con el vértigo de la bajada siempre aparecen algunos surferos coleccionando aventuras trepidantes entre la marejada de yodo marino y el tránsito pedregoso que acumula montañas de botellas plásticas para que el tiempo las derrita muy lentamente. Justo cuando llega el naufragio en seco sobre la playa aparece con exactitud fotográfica el gesto doliente de tabaibas y cardones. También hay una melodía especial en las pisadas que teclean la alfombra de arena mojada. Pero no hay edificios que alambiquen el horizonte, la costa parece un bosque de luz con animales misteriosos danzando libremente al compás de la batería sonora de los siglos.
MÁS ALLÁ EL MUELLE pesquero luce una pose de vitrina histórica. Las casas blancas atravesadas por el óleo del solajero no tienen fecha de caducidad, al igual que los goces infantiles apelotonados en el reducto natural donde las algas marinas encuentran un momento de paz sólida. Así todo fluye por la boquilla del saxo. Aparecen las primeras gaviotas con sus plumajes de aire fresco revoloteando como los acordes soberanos de un contrabajo magistral. Y el poeta, entonces, cierra su cuaderno para zambullirse en el fondo del agua.

* Viaje realizado en Noviembre de 2010 en compañía de la poeta Aitana Alberti y los músicos cubanos Efraín Medina y Doris Oropesa.
Archivos sonoros editados por Hector Martín con música de Kike Perdomo.

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miércoles, 15 de enero de 2014

The green man (O el mundo como campo de golf) 18 tesis globales para el final del juego

Purple Cloud (1979) Marion McClanahan

He bebido el silencio de Dios en esa fuente del prado.
Fríos metales alcanzan mi sien.

Georg Trakl


green 1. una fantasmagórica superficie verde de hoyos con banderín ocupa aleatoria y silenciosamente una multitud de territorios a lo largo y ancho del mapa global tardomoderno.

green 2. desde una panorámica espacial su densidad representa una imagen paradigmática sobre el sin sentido y la noción de vaciedad de la naturaleza artificial constituida por sociedades humanas en el nuevo siglo.

green 3. el triunfo de la relación pseudeportiva con la physis demuestra la fase terminal de la civilización agraria.

green 4. cada campanilla anuncia el final del juego: el advenimiento del mundo como campo de golf.

green 5. el campo de golf tradicionaliza la improducción total con el medio natural devastado.

green 6. la relación unidimensional pseudodeportiva del home player reproduce un esquema bioconsumista y macrodeteriorado de su espacio social circundante.

green 7. el derecho a su practicidad existencial sobreviene por medios económicos. la reducción sistemática de la presencia del ser humano en los entornos verdes bajo una escala supraindividualista.

green 8. tras millones de años de evolución la nueva tribu golfística vista como un sector neoturístico transnacional ha introducido su alto poder adquisitivo como variante esencial de supervivencia.

green 9. la figura del paseante anómalo postrusoniano ha vislumbrado una regresión patológica al falso mutismo civilizatorio.

green 10. las nuevas prácticas pseudodeportivas de los espacios privados vacacionales consolidados a nivel internacional han inaugurado estadios insólitos de invisibilidad sobre el modus operandi de su desarrollo cotidiano.

green 11. el campo de golf estándar reproduce su diafanidad bucólica como oferta estructural de esparcimiento. La nada total.

green 12. en la trastienda de su funcionamiento operativo se conservan las relaciones típicas de especulación monetaria, sobreexplotación del terreno y propagación de plantillas laborales sumergidas. El ilusionismo posturístico de los márgenes.

green 13. el rol del jardinero tradicional ha sido rebajado a la pauperización del conservador asalariado.

green 14. el campo de golf como un escenario exclusivista para la élite del club privado. Generalización absoluta de la decadencia mítica.

green 15. la profesionalización espectacular de la práctica golfística abre nuevos interrogantes sobre el modelo global de ocio, competitivismo y sociabilidad.

green 16. el campo de golf globalizado como experiencia neoturística con la naturaleza incorpora una preservación selectiva y programada de la fauna y la flora de su entorno inmediato con características generales cuasidiluvianas. 

green 17. la residencialidad pasajera de los visit players desarrolla modalidades ecosistémicas irreversibles en las cadenas de reproducción biológicas.

green 18. la totalidad de los campos de golf como espacios emergentes suponen un eclipsamiento de la relación auroral del ser humano con el paisaje histórico.

Samir Delgado, The green man (O el mundo como campo de golf), Inédito, 2014.