E l libro "Jardín seco" precisamente responde a una ética del paisaje y de la biodiversidad que se transparenta en un mosaico de imágenes que conjugan ríos, horizontes de luz, soles nocturnos. Todo un imaginario sobre el entorno natural de los paisajes de Castilla y la figura universal del artista Fernando Zóbel (1924-1984)
Hay un concierto para piano y orquesta del compositor español José Luis Turina que recomiendo mucho a la hora de profundizar en la pintura de Fernando Zóbel. Cuando escribí el libro "Jardín seco" tuve ocasión de escuchar esa música de fondo, a más de diez mil kilómetros del Museo de Arte abstracto, era un modo esencial de recuperar ese vértigo íntimo que proviene de la contemplación en vivo directo de las abstracciones del río Júcar, del ornitóptero y otros cuadros trascendentales del artista. Ya son multitud de generaciones de visitantes del Museo que han presenciado el hechizo de las Casas colgadas y las pinturas de Zóbel, de algún modo hay una eternidad visible en el vínculo del artista con la ciudad, ya no se entienden ambos por separado, es el encanto de las vanguardias y de las tradiciones en la cultura y el arte, al final la historia también se pinta y se escribe, las creaciones permanecen con mayor solidez que los vaivenes de la política y de las instituciones.
Desde la primera presentación del libro en la Embajada mexicana de Madrid, en octubre de 2019, tuve la sensación de que el poemario iba a tener un largo recorrido, en 2024 se cumple el centenario de Fernando Zóbel y para entonces cada libro sobre el artista adquirirá un valor esencial. Hay varios libros descatalogados sobre la pintura de Zóbel que vale la pena rescatar también. En este caso, un libro de poemas se escribe en absoluta soledad, y en el diálogo con la pintura se produce una atmósfera de relaciones y confluencias, de sentimientos y percepciones que van más allá de la pura interpretación de los colores y de las formas. Creo que un libro de poemas sobre pintura evoca el derecho a la libre interpretación del arte y al infinito de posibilidades que hay en la experiencia del hecho artístico, es un reclamo de los imaginarios y de la riqueza del lenguaje. El valor patrimonial de los museos hoy también cuenta mucho, a la hora de asumir mi dedicación a la escritura poética sobre pintura, considero los museos como espacios de consagración al silencio de la belleza, al compromiso con un mundo mejor lleno de significados y de musicalidad. Y el libro "Jardín seco" precisamente responde a una ética del paisaje y de la biodiversidad que se transparenta en un mosaico de imágenes que conjugan ríos, horizontes de luz, soles nocturnos. Todo un imaginario sobre el entorno natural de los paisajes de Castilla y la figura universal del artista, a quien se rinde homenaje con la puesta en escena de una voz en off que se acerca al volumen del susurro y de la confidencia. Los poemas aspiran a la misma gravitación que las creaciones plásticas, el libro en sí mismo es un diálogo poético sin límites, en la orilla del río, frente a frente con la pintura.
Cuenca atesora como ninguna otra ciudad el imaginario crucial de toda una generación de artistas que marcaron un sello de identidad y un legado en el proceso de transición democrática. La fundación del museo fue el obsequio del artista a la posteridad y su pintura goza actualmente de un reconocimiento importante que se va a acentuar con la próxima aparición del Catálogo razonado de su obra, impulsado y promovido por instituciones como Fundación Juan March y Ayala Foundation, la Fundación Azcona y los herederos del artista. Y ha sido escrito por el crítico de arte Alfonso de la Torre, autor del prólogo de "Jardín seco".
La labor investigadora de Alfonso de la Torre en torno a la generación abstracta de Cuenca ha sido vital para la memoria y la preservación de una época que, a mi modo de ver, constituye la mejor forma de universalizar un lugar como Cuenca en el panorama contemporáneo. Fue un hito que se resiste a la extinción de sus mejores momentos, por eso cada visita al museo de arte abstracto es una garantía de futuro, para que las jóvenes generaciones conecten con el potencial irradiante de una pintura abstracta y del aura contemplativo que se genera en esos instantes. El impacto de las nuevas tecnologías y los excesos del consumo de información a través de las pantallas están dificultando la mirada y la experiencia del arte, las personas prefieren sacar fotos en lugar de ver las obras, de ahí el valor de un libro de poemas sobre la pintura, se trata de romper el cerco de la mudez y de la indiferencia que la sociedad de consumo expande en los modos de relación humana con la naturaleza, la vida o el arte.
Ahora que se cumple un nuevo aniversario natalicio del artista Fernando Zóbel, la proyección del libro de poemas sobre su pintura tendrá un ritmo natural y se espera que pronto pueda ser considerado en los institutos de bachillerato, para que pueda leerse en una asignatura y se pueda debatir en clase, hablar de arte y poesía en el ámbito académico seguirá siendo esencial para tener una educación de calidad, en valores y en sensibilidades, por eso los museos y los libros, la mirada poética y el conocimiento del arte me parecen cruciales para que la deshumanización de la sociedad no sea irreparable. Además del libro "Jardín seco" hay otras publicaciones dedicadas a artistas de la generación abstracta, como por ejemplo Manuel Millares, a quien dediqué un volumen editado por el Gobierno de Canarias en 2016. Espero que se pueda volver a publicar con el apoyo de la Diputación de Cuenca. Ahora realizo el bosquejo de nuevos libros sobre pintura, la obra de Antonio Saura tiene un poder de imantación sobre la realidad actual que me parece improrrogable, de hecho va a ser un periplo de toda una vida que ya he asumido para siempre, escribir sobre pintura y habitar los cuadros desde la creación poética. Es un modo de permanecer en Cuenca desde la residencia en América.
Como el concierto de piano
dedicado a Fernando Zóbel siempre habrá en un libro de poemas un momento
secreto para el recuerdo, para la evocación y el ensueño. Es la vida de un río
que podemos sentir como propia, así pintó el artista la belleza de la ciudad y
de su luz, desde la memoria.
Publicado originalmente en
Enciende Cuenca, 2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario