“Double Mickey” (1981) Andy Warhol Foundation
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Para estas fechas de conmemoración galáctica del noventa aniversario del ratón, hay un poema dedicado a Mickey en el más reciente libro del colombiano Sergio Laignelet, That´s all Folks! (poemas animados), publicado en la editorial Lebas en 2017, titulado «Juego de sombras»
El ratón más famoso del mundo
llamó la atención desde su pletórica irrupción en el universo de la ficción a
manos de la fábrica Disney hace ahora noventa años. Y precisamente en tiempo de
Navidad muchas generaciones siguen haciendo suyo a este simpático personaje que
siempre ha estado vinculado con series de animación y ha traspasado la pantalla
para instalarse como uno de los iconos del capitalismo global en la retina de las
grandes multitudes anónimas alrededor del globo.
El filósofo alemán Walter
Benjamin desmontó desde sus inicios la parafernalia del ratón que encumbró a
Walt Disney, aludiendo a que los espectadores identificaban su propia vida con
la de un Mickey que confrontaba constantemente el miedo en sus múltiples
periplos y hazañas. Siempre astuto y entrañable, el personaje animado ha sido
aprendiz de mago y violinista de los mejores conciertos de música clásica,
emparentado con otros personajes de la talla del Pato Donald o Bugs Bunny, la
figura inocentemente ilustrada, de una bonhomía inmortal por la gracia de su
creador, capaz de salvar a Minnie ante cualquier peligro mortal y ser
depositario de una infinita vocación para superar adversidades y asumir las más
peligrosas aventuras de la videoconsola.
Más allá de las fábulas de
Esopo y la literatura del cómic, Mickey Mouse representa la quintaesencia de
los cartoons, omnipresente y
paradigmático, capaz de desafiar al Hades y a Cruella de Vil, interpretar el
Ensueño de Schumann como nadie jamás y ser el ratón preferido para los ensayos futuros
de la más avanzada Computer-generated
imagery. El universo del pixel tiene a un dios con orejas y rabo, el más
famoso de los ratones que hace de la caricatura un vector de la estandarización
de las formas de vida a nivel planetario.
Precisamente dos poetas
mexicanizados de la generación del exilio republicano español aluden a Mickey
en diferentes textos. El poeta Gerardo Deniz apuntó a la película «Fantasía» en
un artículo aparecido en Letras Libres en 2001 —luego incluido en su libro «Paños
menores»– y trata sobre el fenómeno de la película en el modo en que las obras
de Chaikovski, Beethoven o Schubert habían sido desbaratadas, al igual que el
crítico Jomi García Ascot —nacido en Túnez pero de ascendencia de un
diplomático español exiliado en Distrito Federal– quien alude a la insoportable
presencia de dinosaurios en cada una de las melodías y el propio Mickey Mouse
hipostasiado eternamente en el repertorio de la música de alta cultura.
Para estas fechas de
conmemoración galáctica del noventa aniversario del ratón, hay un poema
dedicado a Mickey en el más reciente libro del colombiano Sergio Laignelet, That´s all Folks! (poemas animados),
publicado en la editorial Lebas en 2017, titulado «Juego de sombras» y en el
que el roedor mediático hace que se proyecte en la pared una sombra de gato y
su querida Minnie pierde el control de su vejiga:
La vela oscila / en el cuarto oscuro // Mickey interpone su mano /
entre la fuente de luz y la pared // con el pulgar / anular y corazón sobre la
palma / índice y meñique flexionados / proyecta la sombra de un gato // Minnie
se hace pis.
No es la mirada del poeta una provocación sin fundamento, el
juego del ardid y la astucia como valor instrumental hacen del pragmatismo
universal una filosofía de vida, Mickey Mouse siempre sale airoso, tras su
filantropía amable se sumerge la fuerza motriz de lo consumible, la maquinaria
Disney incorpora en todo escenario posible la presencia del ratón que hace del
mundo un escaparate como guarida.
El poema del colombiano residente
en Madrid, escenifica a la pareja Disney con su clásica capacidad de
deconstrucción de los cuentos infantiles, solamente el poeta a solas frente al
peso uniformador de la industria, así es como se puede asumir una mirada
distinta capaz de sugerir una imagen que desconecte al dibujo animado de su
carga mitologizadora, por medio del dispositivo de la ironía y el suculento
tratamiento de un lenguaje efectivo la obra literaria de Laignelet también
incorpora a Mickey Mouse, devolviéndole a través del poema —y de algún modo–
ese grado de humanidad que lo hizo universal.
Es el doble de Mickey jugando a
las sombras chinescas, como en la obra de Andy Warhol de 1981 donde su
duplicidad, la alternancia de valores y el poder estar en dos sitios a la vez,
hace del ratón nonagenario un símbolo del imperio del dólar.
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