jueves, 25 de mayo de 2017

Las maletas de Amadou (In memoriam)

Obra del artista africano Paul Onditi (Kenya)

En recuerdo del profesor senegalés El Hadji Amadou Ndoye (1947-2013)


Amadou Ndoye ha vuelto de visita a las islas. 

Casi siempre quienes hemos tenido la honda satisfacción de conocerle hablamos sobre él en tiempo pasado, con un plácido pretérito verbal que define literalmente las estancias pasajeras de este entrañable y reconocido profesor de literatura, conversador refinadísimo sobre la compleja materia que es la vida y un prestigioso intelectual senegalés que con sobrados adverbios ha dedicado sus investigaciones al bagaje de la narrativa canaria de fin de siglo. 

Estuvo entre nosotros, otra vez más, para luego volver a su casa de Dakar, en un acostumbrado viaje de ida y vuelta repetido en las últimas décadas para bien de nuestras letras, ya que la facturación de sus maletas adquiere con el tiempo un estatus de verdadero puente literario. 

Yo siempre lo imaginé al frente de un aula bulliciosa con jóvenes senegaleses recitando el abecedario en español, contagiando a su más que difícil auditorio entre alusiones poéticas de algún autor canario y las experiencias vividas en sus periplos por las islas, utilizando cierta maestría nemotécnica que recuerda a los relatores de leyendas africanas. 

Cuando se dispone a tomar rumbo fuera de Senegal, país natal que él mismo como buen padre de familia ha visto progresar con el sudor de su gente y del cual nos dice con orgullo que nunca abandonará- a pesar de las ofertas generosas que le llegan desde sus viejos alumnos en otras latitudes-, toma en el aeropuerto un aire de literaria levedad, su maleta embarcada entre la maraña burocrática de las aduanas suele pasar desapercibida, con sus atuendos típicos y sabrosos productos de las calles de Dakar para sus amistades canarias.

Mientras transcurre su habitual agenda por las islas, siempre ocupada con exquisita disposición del tiempo para tejer redes de amistad y cumplir sobradamente con las expectativas del público en cada una de las actividades culturales diseñadas por alguna entidad, nosotros desconocemos ante su más que entrañable presencia cómo transcurren las manecillas del reloj en las aulas de la Universidad de Chiek Anta Diop, de qué lado se pone el sol en torno a su casa familiar y cómo se acuesta de cansada la luna en las noches calurosas de Dakar.

En cambio, él sí ha palpado el bullicio de los pibes canarios que le miran con atención al perder clases de matemáticas y disfrutar de sus charlas bilingües, él sabe bien que en las islas nuestros mayores ven bailar el sol desde cualquier peña y cuánto de largo es el horizonte sobre nuestra avenida marítima, la costa ansiada en los sueños truncados de miles de jóvenes africanos que arriesgan sus vidas cada día.

Tal vez no pase mucho tiempo hasta su próximo retorno a nuestra tierra, precisamente ahora en estos momentos ya esté de vuelta contando las novedades a sus compañeros de Departamento universitario, pero lo que sí es seguro para nosotros, que llevamos siglos forzados de espaldas al continente, es que mañana en el trayecto de nuestro profesor nuevos libros canarios estarán circulando a una nueva vida y en plena libertad por las manos de estudiantes senegaleses, abriendo horizontes de futuro para un encuentro venidero, todo gracias a las maletas de Amadou.

Samir Delgado, Una casa mal amueblada, Baile del sol, 2010


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