lunes, 15 de junio de 2020

Manuel Felguérez in memoriam



La ciudad mexicana de Zacatecas alberga el único museo de arte abstracto de América Latina, junto a una variada pinacoteca de artistas de la denominada Generación de la Ruptura se encuentran en un lugar de excepción los murales de Osaka, las piezas mayúsculas de los artistas mexicanos que hicieron para la muestra de la Exposición Universal de Japón en 1970 un conjunto pictórico único en su género. Entre ellos Manuel Felguérez, artista pionero de la abstracción que combinó la experiencia de la plástica con la escultura, la exploración radical de la computadora con fines artísticos y la creación de un universo personal que lo caracterizaron durante toda su vida como el artista vivo mexicano de mayor reconocimiento junto a otro de los grandes, el oaxaqueño Francisco Toledo.

Sobre los antecedentes de la Generación de la Ruptura, la crítica de arte Lelia Driben ha mencionado la irrupción de la vanguardia mexicana en respuesta al canon dominante del muralismo que universalizó la pintura de Diego Rivera. Junto a Manuel Felguérez otros artistas como Vlady, hijo del revolucionario soviético Victor Serge que se exilió en México, o Roger von Gunten de origen suizo y radicado en México desde finales de los años cincuenta, afrontaron el nuevo horizonte de la plástica mexicana con la exploración de la pintura abstracta y la búsqueda de nuevos lenguajes que dieran respuesta a las transformaciones sociales de la modernidad en América Latina. Entre los demás componentes hay que citar a Arnaldo Coen, Brian Nissen, Vicente Rojo, Fernando García Ponce, Francisco Icaza y Gilberto Aceves, también fallecido el pasado otoño. Y además la notable artista Lilia Carrillo, precursora de la abstracción lírica junto a creadoras norteamericanas como Helen Frankenthaler y que contrajo matrimonio con Manuel Felguérez en una visita a Washington en 1960. La pareja mexicana de artistas atrajo desde entonces toda la atención sobre el periplo de una generación que nada tenía que envidiar a la de Nueva York o Cuenca, donde el museo de arte abstracto español constituía el capítulo europeo del lenguaje abstracto internacional con artistas de la talla de Antonio Saura, Manuel Millares y el propio Fernando Zóbel.

En México como relata el premio Nobel francés Le Clézio se encuentra el fuego del mito y los símbolos ancestrales de la civilización. El reto artístico de Manuel Felguérez fue poner color y forma al pulso universal de los sueños de un país y de un continente, marchó en su juventud a Francia y desertó de la Academia para afrontar el desafío de ser artista. Obtuvo la Beca Guggenheim y anduvo como investigador en Harvard, para regresar a México y constituirse desde la UNAM como el artífice y promotor de una vocación generacional para tomar a manos llenas el porvenir. De su obra sobresalen numerosas esculturas públicas, una creación plástica de identidad universal y la incursión absolutamente novedosa en el arte digital mediante la codificación matemática y el empleo de las nuevas tecnologías con el hallazgo de prototipos de inteligencia artificial.

Junto a otros dos artistas zacatecanos de trascendencia, como Pedro Coronel y Francisco Goitia, el pintor Manuel Felguérez pasará a la posteridad por el impulso transformador de su creatividad y el ensueño evocativo que reflejan todas sus obras a lo largo de más de medio siglo dedicado al reclamo de la libertad expresiva en un país designado a seguir cultivando los fuegos del mito. Tras su fallecimiento por Covid-19 este mes de junio es hora que el museo de arte abstracto que lleva su nombre en Zacatecas sea reconocido por el mundo entero como un lugar de visita obligada. Mil kilómetros al norte se encuentra la Capilla de Rothko en Houston y al otro lado del océano las otras ciudades del arte que Manuel Felguérez hizo suyas también para toda una vida. Que en paz descanse  


Publicado originalmente en el periódico Diario de Avisos, Islas Canarias, Junio 2020


       


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