Reseña del libro “Pintura número 100” XXV Premio de Poesía Tomás Morales
Por María Jesús Alvarado
¿Qué fue primero? ¿La isla -volcán, viento, luz, memoria-, la pintura o la poesía? El milagro del arte ocurre cuando todo ello se confunde, cuando el poeta se convierte en materia y pinta el paisaje con sus versos. El orden no importa, tampoco la lógica ni el tiempo. César Manrique (1919-2019) fechó su Pintura nº100 en 1962, cuando ya había visto, sentido y respirado mucha isla. Samir Delgado la convierte en poesía cuando César cumple cien años, cuando es más pintura, más lienzo, más isla. Porque el artista no muere nunca, crece con su obra cada día que pasa, y cualquiera que se acerque a ella, sea ahora o en cien años más, tendrá el privilegio de transitar por su paisaje como si fuera el momento en que la lava bullía desde las profundidades de la tierra para cubrir de negro y rojo la superficie de Lanzarote, y entenderá que los árboles puedan enraizar en el cielo y crecer hacia la tierra, buscando el fuego.
La contemplación emocional consciente del arte nos conecta con nuestra esencia más profunda y con la infinitud del universo. Conseguirlo a través de un recorrido de versos que nos la describen es también un arte. Y eso es lo que hace el poeta Samir Delgado, que practica la contemplación del arte con una mirada amplia, sencilla e íntima, consiguiendo que nuestra visión de las obras y artistas a los que nos convoca, aun siendo conocidos, se torne totalmente nueva y entusiasmada tras la lectura de sus versos.
Con este poemario, Samir Delgado no se limita a acercarnos a la Pintura nº100 de Manrique, sino que nos hace caminar por toda su obra pictórica y a través de ella homenajea con asombro y admiración la naturaleza volcánica de Lanzarote y el sueño de un artista que consiguió contagiarnos y convertirlo en el sueño de todos para este archipiélago tan necesitado de realidades que lo salven de sí mismo.
Precisamente “El sueño” es el título de la primera parte de este libro, que sigue con “La pintura”, “Los volcanes”, ¨Fósiles”, “La isla” y “El artista”. A través de cada uno de estos apartados, los versos de Samir Delgado nos llevan a redescubrir los lugares de la isla: Femés, Soo, Timanfaya, Las salinas, Famara, como si fuésemos el propio Manrique cuando los recorrió y se impregnó de ellos por primera vez, y nos conecta a su vez con su espíritu universal y cosmopolita, llevándonos a lugares tan diversos y dispersos como Atenas, Altamira, El Támesis, Venecia, Laussane, África, Amazonas, La Gran Manzana, Central Park, Lexington Avenue o el cine Princesa. La isla de Lanzarote como epicentro de un movimiento que nos conecta con la vida que late en cualquier rincón del planeta, y con la muerte, que puede sorprendernos en cualquier momento, como sorprendió a César en su BMW735i. Solo por sorpresa podía irse ese hombre que se atrevía a jugar con el viento pero incapaz de representar la guerra.
Pintura nº100 nos adentra, verso a verso, entre cenizas y asombro, en una isla que arde y que nace en cada nueva mirada que la cubre. Una isla que se ve a sí misma desde fuera y desde dentro. Atlántico bañando la memoria. Viento africano que acaricia el espanto del fuego. Luz convertida en tierra negra, en sal, en huella. Negro que arde para envolver la isla en silencio permanente. Eso y mucho más es el milagro de Lanzarote, lo que esta Pintura número 100 de Manrique y Delgado no quiere que olvidemos.
Publicado originalmente en el periódico Canarias 7, Islas Canarias
No hay comentarios:
Publicar un comentario